7.- ¡Tan lejos y tan cerca!

La ciudad de Kolkata queda en la República de la India, en el continente asiático. En este mapa pueden ver la ubicación de la India en el mundo y también la ubicación de Argentina. Ambos países están a 16.500 kilómetros de distancia uno del otro.

¡Para encontrarnos tendríamos que atravesar el mundo!
¡Navegar todos los mares!
¡O cruzar los cielos como las aves migratorias!















8.- ¡Qué exagerados!



Dibujó Lila
Bueno..., para que tengan una idea:
Si viajáramos en avión tardaríamos veintitrés horas. ¡Casi un día entero!



Pero en la época de Swami Vivekananda no había aviones. Se viajaba en buques que tardaban dos meses en llegar.


¡Siempre y cuando las olas y los vientos los dejaran llegar sanos y salvos..!

9.- En la misteriosa Kolkata


Hace muchos años, en la antigua y fascinante ciudad de Kolkata, que está situada en las orillas del río Ganges, vivía una familia. En realidad, ¡en Kolkata vivían miles y miles de familias! Pero esta era una familia muy especial. . .

10.- La familia Datta


La familia vivía en esta casa que les mostramos. El tiempo hizo que la casa cambiara, pero se parece bastante a la que era el hogar de la señora Bhuvaneshwari Devi y del señor Vishwanath Datta, los padres de Narendranath, el bebé que nació aquí el 12 de enero de 1863. Este niño se convertiría con el tiempo en el más grande de su época y sus enseñanzas ayudarían a las personas a pensar distinto y mejor.

11.- El pequeño Naren



Dibujó Lila




Narendranath Datta, el que con el tiempo tomaría el nombre de Swami Vivekananda, nació al amanecer. Sí, justo unos minutos después de que el sol comenzara a colorear de rojo, amarillo y naranja las eternas aguas del Ganges.





12 - ¡Narendranath!



A muchos les parecerá que el nombre de este bebé es largo y difícil, pero es muy hermoso. ¿Verdad que suena como el redoble de un tambor?

¡Naren-dra-nath!

Su familia solía llamarlo con un nombre más cortito, Naren. ¡Pero también tenía otros nombres! Cuando nació, su mamá lo llamó Vireshwar en agradecimiento a Shiva, el Dios que ella adoraba. Para simplificar, le decían Bileh.

Naren tuvo cuatro hermanos más; dos varones y dos niñas. 


13.- Naren y su mamá

Como recordarán, la mamá de Naren se llamaba Bhuvaneshwari Datta. Era muy cariñosa con sus hijos y les recomendaba que siempre dijeran la verdad. De chiquito, Naren se sentaba en su falda y allí disfrutaba de sus caricias y de sus dulces palabras. Abrazado a ella escuchaba las bellas historias que le contaba; historias tradicionales de su pueblo que hablaban de reyes, princesas, héroes y santos. Naren tenía tan buena memoria que era capaz de recordarlas palabra por palabra, y luego se las contaba a sus amigos sin olvidar ni una.


De grande, Naren contaba que su mamá le había enseñado las primeras palabras en inglés y también el alfabeto bengalí. El bengalí era su lengua natal. Pensaba que todos los éxitos de su vida se debieron a la buena educación que le dio su madre. Cuando regresaba de sus viajes corría a verla y abrazarla y le preguntaba qué necesitaba. Para alegrarla, la acompañaba a visitar los lugares sagrados que a ella tanto le gustaban.

14.- La solución de mamá

Narendranath era un chico alegre, juguetón y muy inquieto. Estaba activo todo el tiempo, tanto que agotaba a su familia con sus juegos y travesuras. Pero también era dulce y cariñoso. ¡Un caramelito!

Como les contamos antes, Naren tuvo cuatro hermanos. Amaba a sus hermanos pero, como a todos los chicos, también le gustaba pelearlos un poquito. Para tranquilizarlo cuando se ponía demasiado molesto, su mamá había encontrado esta solución:
En la página siguiente, les contamos la historia de una de sus travesuras:

17 - Las mascotas de Naren

Aquí pueden ver los pajarracos que pueblan los jardines, plazas, patios de la India: ¡los cuervos!
¡Cuidado que son muy pícaros y súper inteligentes! ¡Solo les falta hablar!

Seguro que a Naren lo fascinaban...

Veamos qué tienen para contarnos...

-¡Craac! ¡Craac! Además de jugar y molestar a sus hermanas todo el tiempo con toda clase de bromas y muecas, a Naren le encantaba jugar con sus mascotas.¡Craac!


18.- Naren y su vaca



Así es. Tal vez sepan que en la India la vaca es un animal muy respetado por todos los bienes que proporciona. Para Naren, la vaca de la familia era su gran compañera de juegos.

Dibujó Lila


Pero además tenía cachorritos, pájaros, un mono, una cabra, un pavo real, varias palomas, dos o tres conejitos...
-¡Y vaya a saber cuántos animalitos más! 

19.- Naren va a la escuela infantil...

¿Qué piensan ustedes que hicieron los papás de Naren cuando el chico tenía cinco o seis años? ¡Exacto! Lo enviaron a la escuela... Mientras estaba en la escuela, ellos podían descansar un rato de toda la energía y la actividad que desplegaba el pequeño Naren en su casa.

Esta escuela se llamaba Pathashala y en ella los niños aprendían las primeras letras; algo así como nuestro Pre-escolar.
Claro, los papás de Naren, como todos los papás, esperaban que su hijo aprendiera a comportarse un poco mejor y, además, que conociera nuevos amiguitos, cosa que a Naren no le costaba en absoluto. Pero al relacionarse con tantos chicos, lo que primero aprendió fue una sarta de palabrotas que solía repetir en su casa. Esto escandalizó a la familia, por lo cual decidieron no mandarlo más a la escuela y, en su lugar, le pusieron un maestro particular para él y para algunos otros niños del barrio.

Así como a Naren no le costaba hacerse de amigos, tampoco le costaba nada aprender. Rápidamente supo leer y escribir y tenía una memoria prodigiosa. Le bastaba con escuchar una sola vez las explicaciones del maestro para saberse toda la lección.

20.- El monje errante

Naren sentía una gran atracción por los cocheros que conducían los grandes carruajes tirados por caballos que había en esa época. Le gustaban mucho los uniformes que vestían, con sus vistosos turbantes y sus látigos que restallaban en el aire.

  Pero los que más le gustaban eran los monjes errantes, hombres que dedican su vida a Dios y que recorren las calles mendigando su alimento. Solía decir que cuando fuera mayor se haría monje errante, o sadhu como se dice en la India, y que recorrería todos los caminos de su patria. Como era un niño muy generoso corría a darles algo cuando alguno de ellos pasaba por su casa. 

En la página siguiente les contamos de sus encuentros con los sadhus.

21.- La generosidad de Naren

Un día, un monje pasó por su casa pidiendo limosna. Todo lo que tenía Naren para darle era un trozo de tela que llevaba anudada a su cintura, un dhoti, que es una clase de vestidura que usan los varones en la India. El monje lo aceptó agradecido y se fue.


Cuando su familia se enteró de que había regalado su ropa, decidió que cada vez que pasara un monje, lo encerrarían bajo llave. Pero esto no detuvo a Naren, y cada vez que pasaba un monje, ¡el chico le arrojaba por la ventana lo que tenía a mano!

22.- Naren y su vida espiritual

A pesar de que todavía era muy chico, a Naren lo hacía muy feliz parar un poco con sus juegos y bromas y retirarse un rato para pensar en Dios.

Un día, él y uno de sus amiguitos subieron hasta un pequeño cuarto que había en la terraza. Allí colocaron una imagen religiosa, la adornaron con flores, cerraron la puerta con llave y se sentaron a rezar.

Después de un largo rato, la familia se dio cuenta de que Naren no estaba, y comenzaron a buscarlo por todas partes. Finalmente llegaron a la terraza y encontraron el cuartito cerrado con llave. Llamaron, pero nadie respondió. Entonces, asustados y temiendo que le hubiera pasado algo malo al pequeño Naren, forzaron la puerta. Cuando entraron vieron que uno de los chicos, Naren, estaba sentado, con sus ojos cerrados y profundamente concentrado en la idea de Dios. En cambio, el otro niño, acostado, dormía a pata suelta.


Otra vez, mientras meditaba con sus compañeritos, apareció una cobra. Los chicos, aterrorizados, comenzaron a gritar, avisándole a Naren para que se escapara de la venenosa serpiente. Pero Naren no los escuchó y siguió meditando. La cobra se quedó un rato y luego reptó hacia otro lugar. Cuando le preguntaron por qué no se había escapado, Naren respondió: "Yo no sabía nada de la serpiente ni de ninguna otra cosa. ¡Era muy feliz en esos momentos!".

23.- Naren va a la escuela primaria

 Cuando Narendra Nath cumplió ocho años, sus padres lo anotaron en el Instituto Metropolitano de la ciudad de Kolkata. Este Instituto era dirigido por el Pandit Vidyasagar, un erudito muy respetado por la sociedad india.
Allí iba todos los días.¿Cómo se portaba en la escuela? Uhhhmmm... ¡Era tan inquieto! Pocas veces se quedaba sentado en su banco.

Sus compañeros lo querían y se divertían muchísimo con él. Todos reconocían su excepcional inteligencia, su buen humor y su bondad. 

Cuando algunos de sus compañeros discutían, él acudía a poner un poco de paz en la pelea a riesgo de su propio físico. Pero como sabía algo de boxeo, podía protegerse de los golpes que llovían de todas partes.


El colegio al que asistía Naren existe aún en Kolkata, aunque con el paso del tiempo se convirtió en una universidad y cambió de nombre en honor a su gran director, el señor Vidyasagar.  Lo pueden visitar en esta dirección: 

               http://www.vidyasagarcollege.edu.in/gpersonalities.html
 
Allí verán que en la lista de las grandes personalidades que asistieron a este Instituto se encuentra el nombre de Swami Vivekananda, el nombre que adoptó Naren cuando fue mayor.


24.- ¡Al recreo!



Los chicos merendaban en la escuela. Naren era el primero en terminar y corría al patio para continuar con sus juegos. Sus juegos preferidos eran los saltos, las carreras y el boxeo.

Todavía no se conocía el fútbol en la India, pero de conocerlo seguro que a Naren le hubiera encantado, como a la mayoría de nosotros. Justamente, el fútbol como hoy lo conocemos se organizó en el Reino Unido, ¡en el mismo año en que nació Naren, 1863.!

Muy a menudo, este chico tan revoltoso convertía el aula en un campo de deportes y durante las clases acostumbraba a entretener a sus compañeros con relatos de sus travesuras y con historias tradicionales o mitológicas.


25.- ¡Qué conversador!


Una vez, el maestro sorprendió a Naren y a sus compañeros pidiéndoles que repitieran lo que acababa de explicar. ¡Los chicos no tenían ni idea porque estaban hablando entre ellos en lugar de atender!

Todos se quedaron en silencio, menos Naren porque él podía hacer las dos cosas al mismo tiempo: ¡hablar y escuchar también!

Pudo contestar correctamente a todas las preguntas que le hizo el maestro que, asombrado, preguntó quién había estado conversando en clase... Los chicos señalaron a Naren. ¡El maestro no lo podía creer! Entonces, muy enojado, castigó a los niños.

-¡De pie!-ordenó.

Los chicos se levantaron y Naren también.

-¡Vos, no!-dijo el maestro- Entendiste todas mis explicaciones.

-Sí -dijo Naren-, pero era yo quien hablaba y me reía. Por lo tanto debo ponerme de pie.


26.- Naren rescata a sus amigos

Un día, Naren invitó a sus amiguitos a visitar el Zoo. Para ello era necesario viajar en bote hasta Matiabruz que quedaba en las afueras de Kolkata. Cuando regresaban del paseo, uno de los chicos se sintió mal y vomitó. Los boteros, furiosos, les ordenaron limpiar el bote. Los chicos se negaron, pero ofrecieron pagar doble pasaje como modo de reparar el estropicio. Los boteros no quisieron aceptar e insistieron con la limpieza:

-¡Si no dejan el bote totalmente limpio, no los dejaremos bajar!

Así fue, cuando llegaron a la orilla los boteros les impidieron desembarcar. Entonces, Naren, con todas sus fuerzas, saltó a la costa y echó a correr a gran velocidad. Como era el menor, los hombres lo dejaron ir mientras vigilaban a los otros chicos para que no huyeran también.

Naren detuvo su carrera cuando vio a unos soldados ingleses que estaban cerca del lugar. Les suplicó, con las pocas palabras en inglés que conocía, que lo ayudaran a rescatar a sus amigos.

Los soldados lo tranquilizaron y rápidamente se dirigieron hacia la orilla. Con voz amenazante ordenaron a los boteros:

-¡Eh, ustedes! ¡Dejen libres a los chicos, si no se las verán con nosotros!

Los boteros, asustados, los dejaron desembarcar sin decir ni media palabra. Los soldados estaban fascinados con Naren por su valentía y por lo buen amigo que demostró ser, y lo invitaron a ir con ellos al teatro. Naren les agradeció mucho su ayuda y la invitación, pero prefirió volver a casa con sus amigos.

27.- Naren, el memorioso

 
Cuando Naren tenía solo siete años, ya se sabía de memoria casi toda la gramática sánscrita. El sánscrito es la lengua clásica de la India, como lo es el latín para nosotros. Las obras más importantes de la literatura hindú están escritas en sánscrito, por lo cual era necesario conocer esa lengua tan antigua. No solo esto podía hacer, sino que también era capaz de repetir de memoria pasajes muy extensos del Ramáiana y del Mahabhárata, las dos obras más leídas de la literatura hindú.
 
Una vez llegó a la casa de Naren una compañía de músicos ambulantes que se ganaban la vida cantando el Ramáiana, pero como no tenían la extraordinaria memoria de Naren, se equivocaron varias veces al recitar ese poema. ¡ Y cada vez que cometían un error, Naren los corregía! Los cantantes, mudos de asombro, felicitaron al chico por su súper memoria.

28.- Naren y las pipas

El papá de Naren era abogado. Solía recibir en su casa a sus clientes, quienes pertenecían a diferentes castas. En la India de la época de Naren, las castas eran grupos sociales que permanecían separados unos de otros. Esa separación se debía a diferencias de religión, de condición social, de ocupación. El papá de Naren tenía la precaución de tener disponible una pipa para cada casta de sus clientes, porque ellos detestaban mezclarse unos con otros.  

Ahora bien, el asunto de las castas era un misterio para Naren. ¿Por qué un señor de cierta casta no podía comer con un señor de otra casta o fumar con la misma pipa? ¿Qué pasaría si compartían la misma pipa? ¿Se vendría el mundo abajo? 

Imagínense, ¡sería algo así como tener en casa un mate para cada visitante!

Para resolver el misterio, a Naren se le ocurrió fumar un poquito de cada pipa y ver en qué se diferenciaba una de otra. Lo que descubrió fue que, ¡no sucedía nada! Cuando el papá lo sorprendió fumando y lo retó, Naren dijo: 

"Yo no puedo comprender dónde está la diferencia".


29.- Un mal maestro

 
Uno de los maestros del Instituto al que asistía Naren era un hombre de muy mal carácter. Tenía la pésima costumbre de pegarles a los chicos que él consideraba que se portaban mal.

Una vez, Naren se puso tan nervioso por la brutalidad del maestro que comenzó a reírse sin ton ni son. El maestro pensó que se estaba burlando de él y, lleno de ira, lo golpeó repetidas veces. Además, pretendía obligarlo a prometer que nunca más se reiría de él.

Como Naren se negó firmemente, el maestro se enfureció aún más y redobló sus golpes, lo tomó de las orejas y, levantándolo en vilo, lo sentó en su banco. Las orejas sangraban mucho. Sin embargo, Naren se negó a prometer lo que el maestro quería y, en una explosión de llanto, dijo:

¡No me tire de las orejas! ¿Quién es usted para pegarme? ¡Tenga mucho cuidado con lo que hace y no se atreva a ponerme la mano encima!

30.- El consuelo de Naren

La terrible escena que les contamos antes entre Naren y su maestro fue escuchada por el director del Instituto, el señor Vidyasagar. Naren, llorando amargamente, le contó lo sucedido y, recogiendo sus libros, dijo que no volvería nunca más a esa escuela. El señor Vidyasagar lo llevó a su despacho y lo consoló. 

Cuando la mamá de Naren se enteró del mal trato que había recibido su hijo, desesperada, le pidió que no volviera, pero él, al día siguiente, concurrió a clase como si nada hubiese ocurrido. Las heridas en las orejas tardaron bastante tiempo en curarse.

31.- Naren se divierte

Naren detestaba el aburrimiento. Su mente bullía con más y nuevos proyectos interesantísimos y no dudaba en convertirlos en realidad. Nada ni nadie lo detenía cuando se le ocurría alguna idea. 
Por ejemplo, una de sus iniciativas fue organizar una compañía de teatro junto con sus amigos. Para ello construyeron un escenario donde representar las obritas. Ese escenario estaba ubicado en la antesala de su casa. Por supuesto que era un lugar poco propicio para instalarlo ya que impedía el paso de la personas que llegaban de visita. Uno de sus tíos, que tenía poca paciencia, se fastidió tanto que destruyó el escenario y, ¡adiós teatro!

Sin embargo, Naren no se desanimó y decidió levantar un gimnasio en el patio de la casa. Allí se entretenía con sus amigos haciendo toda clase de piruetas y ejercicios físicos. Todo marchó viento en popa hasta que uno de sus primos, ¡se rompió un brazo! Nuevamente, el tío demostró su nula comprensión por las diversiones de los chicos y, ¡destrozó el gimnasio!

A Naren no le quedó más remedio que asistir a un gimnasio que funcionaba en la casa de un vecino, y allí tomó lecciones de esgrima, lucha, remo y de otros deportes. Era tan bueno para las actividades físicas que una vez ganó el primer premio en una competencia atlética.

32.- Un cocinero de lujo

Seguro que esta idea se le ocurrió a más de uno de ustedes cuando están muy aburridos y no pueden salir a jugar. Claro, Naren pensó que sería súper divertido aprender a cocinar.

¡ Así que, manos a la obra, o...a la masa!
  
Para ello hizo una promoción entre sus amigos para que colaboraran con los ingredientes necesarios para preparar un buen guiso. De todos modos, él se hizo cargo de la mayor parte de los gastos. Obviamente, era el jefe de cocina y los otros chicos, sus ayudantes.

Demás está decir que la comida resulto exquisita pero, ¡súper picante! Como los chicos de Kolkata están acostumbrados a los sabores picantes, la comida les pareció perfecta.


Cuando fue mayor solía contarle a sus amigos que lo que más le gustaba preparar era unos bombones muy especiales con los cuales convidaba luego a su mamá y a sus amigas.


33.- El marinero herido

Un día, Naren y sus amigos estaban tratando de armar un trapecio en el gimnasio de Navagopal Mitra. A pesar de que todos los chicos colaboraban, les resultaba muy difícil levantar el armazón de madera tan pesado. Había unas cuantas personas curioseando lo que hacían los chicos, pero ninguna se acercaba para ayudar. Entonces, Naren descubrió entre los curiosos a un marino que parecía bastante fuerte y le pidió que los ayudara. El marino, de muy buena gana, se acercó y les dijo:

-Aten una soga a la parte de arriba del armazón y tiren con fuerza.

Así lo hicieron los chicos y, mientras tanto, el marino comenzó a colocar los postes en los pozos que habían abierto en el suelo. De pronto, ¡la soga se cortó y todo el armazón se vino abajo! ¡Un verdadero desastre!

Pero lo peor del caso fue que las maderas cayeron sobre la cabeza del marino. El pobre recibió un golpe tan fuerte que cayó desvanecido, mientras que de la herida manaba mucha sangre.

Todos los curiosos huyeron pensando que el pobre marino estaba muerto, pero los chicos se quedaron para tratar de hacer algo por el herido. A Naren se le ocurrió que lo mejor sería vendarle la cabeza, para ello cortó una tira de su dothi, la mojó en agua y la colocó sobre la herida. Luego, abanicándolo, trató de hacerlo reaccionar. Cuando el marinero volvió en sí, los chicos lo llevaron en andas hasta un colegio cercano y llamaron a un médico. El médico examinó al herido y dijo que no era grave lo que tenía y que sanaría en unos pocos días. Naren se encargó de cuidarlo personalmente hasta que el marino estuvo bien. 

Finalmente, unos señores del barrio hicieron una colecta de dinero con el que pagaron a un cochero para que llevara al marinero hasta su barco. 


34.- El fantasma en el árbol

En la casa de un amigo de Naren había un árbol enorme que tenía una rama que era muy buena para hamacarse. Naren se trepaba al árbol, se colgaba de la rama,  se balanceaba un rato y luego, desde esa gran altura,  se lanzaba al suelo.

Estas cabriolas molestaban mucho a un viejito llamado Ramratan, quien estaba casi ciego. Para terminar con las travesuras de Naren, un día el anciano le dijo que en la parte más alta del árbol vivía un fantasma vestido de blanco, a quien le encantaba retorcer el pescuezo de los que se trepaban a ese árbol. Naren lo escuchó atentamente, pero cuando Ramratan se alejó, volvió a repetir sus acrobacias.
El amigo de Naren había tomado al pie de la letra la advertencia del abuelo y le dijo que tuviera mucho cuidado porque podría aparecer el fantasma...

Naren, muerto de risa le contestó:
-¡No seas tonto! Si la historia del fantasma fuera verdadera, hace rato que me hubiera separado la cabeza del cuerpo.
 
Una vez más, Naren demostraba su disgusto ante las mentiras y su desprecio por el miedo y la cobardía.


35- Con su papá


Naren tenía catorce años cuando su papá se fue a trabajar a Raipur, y él se encargó de llevar para allá al resto de la familia. Viajaron en varias carretas tiradas por bueyes. Un modo de viajar que parece divertido pero ¡muy lento! ¡como a 20 km por hora!

Pasaron entre montañas y bosques. Había grandes árboles con ricas frutas y pájaros de variados colores, y encontraron una ruidosa colmena de abejas. Narendra, ante tanta belleza, sólo pudo pensar en Dios que había creado todo aquello tan hermoso. Como en Raipur no había colegios, se quedaba en casa y aprendía de su padre.

 
El Sr. Vishwanath le enseñó a prestar atención y ver siempre en todas las cosas lo que es bueno, lo que es correcto y lo que es verdadero.


36- Nuevos estudios


 
Dos años después, cuando la familia regresó a Kolkata, Naren volvió a su antigua escuela. Se había atrasado mucho en sus estudios, pero, estudió tanto que aprobó, en un solo examen, los años perdidos. Su papá, muy contento, le regaló un reloj.

Naren era muy buen alumno. Sus maestros lo querían mucho, no solo por su inteligencia y su capacidad de aprender sino también por su bondad. Un mes antes de presentarse a un examen llamado de B. A.(Bachiller en Artes), todavía no había leído un libro muy importante: la Historia del pueblo inglés.¿ Qué hizo? Lo leyó y en solo tres días ya lo sabía de principio a fin. ¡Qué memoria!


  

37- Narendra y la musica


Naren estudiaba música con muy buenos profesores. Tocaba varios instrumentos y cantaba muy bien. Esos cantos casi siempre hablaban de Dios. Te copio estas líneas de una canción que le gustaba mucho:
       
       


¡Cantad! ¡Oh montañas, oh nubes, oh vientos!
      ¡Cantad, 
cantad Su gloria!
    Soles, lunas,estrellas, 
cantad todos con alegría.
      ¡Cantad, cantad Su gloria!








No sabemos qué música tenían estos versos. Vos podrías cantarlos con una melodía que te guste.

Uno de los amigos de Naren decía: “También cuando Naren habla su voz resuena como música.”


38- Narendranath y su Maestro

Un día, un profesor del colegio de Naren  habló de una persona muy importante: Sri Ramakrishna, a quien muchos lo consideraban santo.

Naren, por su parte, tenía una pregunta muy especial que nadie había podido contestarle afirmativamente. Esa pregunta era : “¿Ha visto Ud. a Dios?” 
Así que un día en que fue a visitar al santo lo interrogó: 
- "¿Señor, ha visto a Dios ?"
Sri Ramakrishna respondió: -“Sí, lo veo con más claridad de lo que te veo, y hablé con Él como lo estoy haciendo con vos”. 

Naren quedó impresionado con esa respuesta y nunca dejó de visitar a Sri Ramakrishna; y así como fue tan buen alumno en la escuela, ahora fue el mejor discípulo de este Maestro. Él le enseñó que Dios es real y que está en el corazón de todos.


39- La experiencia de Dios

 
Un mes después de su primera visita a Sri Ramakrishna, Narendra volvio a verlo. Lo esperaba una gran sorpresa: el Maestro lo tocó y Naren sintió que todo giraba a su alrededor, las paredes, los muebles, él mismo y el universo entero desaparecían.
 - “¿ Qué me está haciendo ? “exclamó, ya que Naren sentía que iba a desaparecer-” En casa tengo a mi mamá y a mi papá”. 

Riendo, Sri Ramakrishna lo hizo volver de esa experiencia. Esto se repitió otras veces más, hasta que un día el fenómeno duró mucho más tiempo. Nuevamente el Maestro lo tocó con suavidad y el mundo pareció abrirse a sus pies.

A su regreso, Naren vio que la calle, las personas, los carruajes, y en su casa la comida, los  platos, su familia eran una sola cosa. Durante varios días comprobó que la totalidad, en este mundo, es una unidad viviente y comprendió que todo es Dios.

Luego volvió a ver las cosas como siempre.


40- Las enseñanzas del Maestro

 Sri Ramakrishna enseñaba a sus discípulos con mucho cariño, les indicaba que confiaran en su propia capacidad y les recordaba “Reza, porque el Señor oye hasta las pisadas de una hormiga”.
 

A quienes querían dirigirse a Dios, les explicaba que Él tiene muchos nombres y formas y cada persona elige pensar y ver a Dios con el nombre y la forma que prefiera: puede ser como Jesús, o Alá o Krishna o algún otro. Pero, sin importar su preferencia, les enseñaba que siempre recordaran a Dios.
 

Aunque al principio Narén discutía mucho con Sri Ramakrishna, con el tiempo comprendió cuánta sabiduría había en sus enseñanzas.
 -Para Él escribió estas hermosas palabras:

“Te adoramos a Ti a quien el mundo adora”.