. . . Así llegó el 4 de julio de 1902
Swamiji rezó y cantó; dictó clases; comió con sus hermanos monjes y dio un largo paseo con uno de ellos. Ese fue el último día de su vida, dejó su cuerpo.
Hay personas que nunca mueren, porque sus vidas y sus ideas siguen siendo un ejemplo inspirador de cómo actuar en el mundo para convivir en armonía.
Estas son algunas de las enseñanzas que Swami Vivekananda recibió de su maestro, Sri Ramakrishna, y transmitió al mundo:
Somos hijos del Todopoderoso. Somos chispas del infinito fuego divino. ¿Cómo es posible que no seamos nada? Somos todo, capaces de todo, podemos hacerlo todo y el ser humano debe hacerlo todo. Por eso, hermanos míos, enseñen esta gran doctrina ennoblecedora y sublime a sus hijos aun desde la más tierna infancia.
“Dirijo mi atención al individuo para hacerlo fuerte, para enseñarle que él mismo es Divino, y llamo a los hombres para hacerlos conscientes de esta Divinidad interior. Ese es realmente el ideal, consciente o inconsciente de toda religión”
“Miren a cada hombre, a cada mujer y a todo como Dios. No pueden ayudar a nadie; solo pueden servir, sirvan a los hijos del Señor, sirvan al Señor mismo si tienen el privilegio, si el Señor les concede que puedan ayudar a cualquiera de sus hijos, benditos son; no piensen tanto en ustedes. Benditos son de que ese privilegio les fuera dado, cuando otros no lo tienen, háganlo sólo como una adoración”
Esta es la canción que Swami Vivekananda cantó, en bengalí, aquel 4 de julio.
Swamiji rezó y cantó; dictó clases; comió con sus hermanos monjes y dio un largo paseo con uno de ellos. Ese fue el último día de su vida, dejó su cuerpo.
Hay personas que nunca mueren, porque sus vidas y sus ideas siguen siendo un ejemplo inspirador de cómo actuar en el mundo para convivir en armonía.
Estas son algunas de las enseñanzas que Swami Vivekananda recibió de su maestro, Sri Ramakrishna, y transmitió al mundo:
Somos hijos del Todopoderoso. Somos chispas del infinito fuego divino. ¿Cómo es posible que no seamos nada? Somos todo, capaces de todo, podemos hacerlo todo y el ser humano debe hacerlo todo. Por eso, hermanos míos, enseñen esta gran doctrina ennoblecedora y sublime a sus hijos aun desde la más tierna infancia.
“Dirijo mi atención al individuo para hacerlo fuerte, para enseñarle que él mismo es Divino, y llamo a los hombres para hacerlos conscientes de esta Divinidad interior. Ese es realmente el ideal, consciente o inconsciente de toda religión”
“Miren a cada hombre, a cada mujer y a todo como Dios. No pueden ayudar a nadie; solo pueden servir, sirvan a los hijos del Señor, sirvan al Señor mismo si tienen el privilegio, si el Señor les concede que puedan ayudar a cualquiera de sus hijos, benditos son; no piensen tanto en ustedes. Benditos son de que ese privilegio les fuera dado, cuando otros no lo tienen, háganlo sólo como una adoración”
Esta es la canción que Swami Vivekananda cantó, en bengalí, aquel 4 de julio.
¡Me encantó! una pequeña joya... todo tan cuidado, tan preciosas ilustraciones... y un sentimiento capaz de contagiar el amor por Swami Vivekananda a grandes y a pequeños...los verdaderos destinatarios.
ResponderEliminarBrillante idea , quiera Dios que florezca en los corazones de los niños!!!!!!