41- Una anécdota

Una vez, Sri Ramakrishna le dijo a Naren :”Dios es como un océano de néctar.” ¿Vos sabés qué es néctar?: es un jugo muy dulce que, generalmente, está en las flores. Las abejas toman de ese néctar y fabrican miel. Luego dijo el Maestro: "Supongamos que sos una mosca y hay un vaso lleno de néctar, ¿cómo harías para beberlo?"

Naren contestó: “Me sentaría al borde para beber, porque si cayera adentro podría morir“. Sri Ramakrishna le aseguró: “Dios es un océano de néctar, al sumergirse en Él nadie muere, porque Él es la vida misma”.


42- Una época difícil

A los 21 años Naren estaba muy triste. Había muerto su papá y él tuvo que dejar sus estudios de abogado y trabajar para mantener a su familia. Como no consiguió trabajo en la casa pasaban muchas necesidades, hasta el extremo de no tener nada para comer.
 

En esa época ocurrieron dos importantes acontecimientos. El primero fue que un día, sentado en la calle, cansado y mojado por la lluvia, resolvió que quería ser monje. Estaba muy seguro.
 

Te cuento el segundo acontecimiento: Naren tuvo una gran idea, le rogó a Sri Ramakrishna que pidiera a la Divina Madre un buen empleo para él. El Maestro lo escuchó y le ordenó que lo pidiera él mismo. El problema era que Naren no reconocía a Dios como la Madre Divina que nos cuida con profundo cariño. Igualmente obedeció y se fue a rezar, no muy convencido del resultado. Pero, al rato, se llenó de tanto amor por la Divina Madre que solo le pidió por más amor y conocimiento. Más tarde el Maestro le preguntó: "¿Rogaste por tus necesidades?" -"No Señor”,contestó él -”Me olvidé”.  El Maestro lo envió nuevamente a hacer su pedido y luego otra vez más. Pero, cada vez, Naren lo olvidaba porque quedaba encantado de amor a la Madre Divina.  Entonces, decidió rogarle a Sri Ramakrishna: “Señor, concédame esta gracia: que mi familia no sufra más esta gran pobreza”. Insistió mucho, hasta que Sri Ramakrishna dijo: “Muy bien. A tu familia nunca le faltará ropa y comida sencillas”.
Y así fue.









43- Últimos días del Maestro

Sri Ramakrishna, el Maestro de Naren, enfermó de una grave enfermedad a la garganta. Su esposa y sus discípulos lo cuidaban día y noche. Para que el enfermo estuviera más cómodo se mudaron a una casa con un gran jardín. Allí había aire puro y mucho silencio.
 

 Sri Ramakrishna, a pesar de su enfermedad, proseguía con sus enseñanzas. Un día, como casi no podía hablar, escribió en un papel: “Naren enseñará a otros”. Luego llamó a varios de sus discípulos y les entregó a cada uno una túnica ocre. Esa es la vestimenta que usan los monjes, llamados swamis, en India.
 

Te escribo abajo los nombres de quienes recibieron esa distinción
Narendranath           Niranyan            Kali
Rakhal                      Tarak                 Latu
Baburam                  Sarat                  Gopal
Yoguin                      Sashi                 
Me parece que no tenés ningún amigo que se llame como ellos ¿o sí?




44- Después

Después de la muerte del Maestro, los discípulos alquilaron una casa. Era viejísima, ¡tan vieja que no tenía puerta de entrada! Se había roto. Por eso, cada tanto, los visitaba una serpiente o alguna veloz lagartija. Decían que los fantasmas habitaban el lugar, pero ellos no tenían miedo.
Narendra era el líder del grupo. Cada día se levantaba y los despertaba con su hermosa voz: ¡Des-pier-ten! ¡Des-pier-ten!
 

En la vieja casona cantaban, rezaban, estudiaban y recibían a los amigos. En las fiestas religiosas se unían a las grandes celebraciones.
 

Cierto día, la mamá de Baburam, uno de los discípulos, los invitó a su casa en Antpur. Allá fueron muy contentos. Una hermosa noche prendieron una fogata, y se sentaron frente al fuego sintiéndose especialmente unidos. Naren les habló de la vida del Señor Jesús, y les pidió que se hicieran monjes para ayudar a todas las personas del mundo a ser más buenos, más generosos y amar a Dios. Todos, de pie, lo prometieron. Más tarde se enteraron de que esa había sido Nochebuena, la noche anterior al día de Navidad.



45- Su nueva vida

Entretanto Swami Vivekananda o Swamiji, como llamaremos en adelante a Naren, se hizo monje itinerante. Durante varios años recorrió India. Así conoció su país y a sus habitantes; visitó muchos templos y otros lugares sagrados.
 
Cierto día, cuando regresaba de un templo, lo persiguió un grupo de monos. Sintió tanto miedo que escapó corriendo. De pronto, un hombre que presenciaba la escena le gritó: -”No huyas, enfrentalos”. Animado por estas palabras se dio vuelta y los enfrentó. Los monos, asustados, huyeron velozmente. ¡No se les veían las patitas de tan rápido que saltaban de rama en rama!
 
En adelante, con el mismo coraje con que desafió a los monos, trató de resolver cualquier otro problema en su vida. Y siempre fue intrépido y valiente.



46- Recorriendo India

Swamiji, en su viaje, solo llevaba consigo un báculo, que es un bastón largo, un pote para el agua y algún libro. Así conoció poblados, bosques, templos y hermosos palacios. Uno de ellos es el llamado Taj Mahal, la tumba de una reina.
 Una mañana encontró un hombre que fumaba, sentado a orillas del camino. Él también tenía ganas de fumar, así que le pidió que lo dejara compartir su pipa. El hombre se negó. Swamiji era un kshatria de alta casta, y como él era barrendero, al ser de una baja casta, le estaba prohibido compartir pipas o comer con alguien de casta superior.
 

Entonces se despidieron. Pero, al rato, Swamiji recordó que todos somos hijos del mismo Dios y que la Divinidad está dentro de todas las  personas. Muy contento volvió, le pidió el barrendero que le preparara la pipa y, tranquilamente, se puso a fumar en su compañía.



47- En el bosque

Swamiji prosiguió su viaje y llegó a Radakunda. Allí, en un estanque, lavó su taparrabos. Lo dejó en la orilla para que se secara y se tiró al agua.¡Qué quietud! ...mmm,  ¡nada de eso!, porque mientras se bañaba apareció un mono que, en dos manotazos, se robó la ropa y desapareció ¡tan rápido como había llegado!¡ Un disgusto! 
Swamiji, muy enojado, se internó en el bosque. Pero un hombre que pasaba por allí,y había visto todo, decidió ayudarlo. Se fue y volvió con un trozo de tela para un nuevo taparrabos y algo de comer. 
El Swami, ya más tranquilo, le agradeció y volvió al estanque.¡Qué gran sorpresa lo esperaba! ¡el taparrabos desaparecido estaba otra vez donde él lo había dejado!



48- La Patria

En su recorrido por India, Swamiji conoció a gente rica y a muchos pobres. Con unos saboreaba exquisitos manjares y dormía en palacios, con otros, descansaba en pequeñas chozas y compartía sencillas comidas. 

Así fue conociendo su país y a sus habitantes, sus hermanos. Y su corazón se llenó de amor a la patria que es como una Mamá grande que nos regala todo lo necesario para vivir. Entonces, Swamiji resolvió ayudar a la grandeza de esa gran Madre y al bienestar de sus compatriotas. A ellos les haría comprender que la prosperidad de un país se logra, principalmente, con el esfuerzo de todos, trabajando por ella, unidos en libertad.

49- La gran decisión

Swamiji arribó al sur de la India y resolvió llegar hasta el islote de Kanyakumari.  Pero...¡no tenía ni una moneda para pagar el pasaje del barco! ¿Qué podía hacer? Pues se lanzó al mar. ¡Qué arriesgado! 

Con mucho valor nadó entre tiburones y la fuerza del oleaje, porque allí se unen las corrientes marinas de tres océanos. Llegó y se sentó, mirando hacia el continente, a pensar en su patria y en cómo ayudar a su grandeza. Entonces tomó una gran decisión; iría a los Estados Unidos.

 
Allá la técnica, la ciencia, el dinero, se utilizaban para mejorar la vida de las personas. India podía aprender mucho, recibir apoyo económico y tener más bienestar. A su vez, su patria podía enseñarles cómo ser mejores personas amando a Dios.
 

Swamiji, con este propósito, volvió al continente, y se preparó para concurrir a una reunión de muchos religiosos, el Parlamento de las Religiones. Sería en Chicago en 1883.




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50 - En Estados Unidos

Swamiji llegó a Chicago en mayo de 1893. ¡Cuánto frío pasó!, es que no había llevado suficiente abrigo. Y cuando fue a la oficina del Parlamento para inscribirse como orador, la fecha de la inscripción se había cerrado. ¡Estaba en serios problemas!, sin amigos y con poco dinero. 
Igualmente decidió ir a Boston. En el tren conoció a una rica dama que le presentó a un importante profesor. Este escribió al Parlamento para que se aceptara la participación del monje como orador. ¡Qué bien! Parecía todo solucionado. Pues no. Cuando Swamiji llegó a Chicago perdió la dirección del comité. Ahora sí que no tenía adónde ir. Pero él lo resolvió rápidamente. En la estación del tren encontró una gran caja vacía y allí se durmió hasta el día siguiente.
¡Qué gran solución!

51- El Parlamento de las Religiones

El gran día llegó. Swamiji estaba hermosamente vestido. Uno de los reyes de India le había regalado una preciosa vestimenta: una túnica roja con cordón anaranjado y turbante amarillo.Un poco nervioso esperó su turno para hablar. El lugar estaba lleno de representantes de todas las religiones. Cada uno de ellos se refirió a las bondades de su propia religión. Cuando por fin habló, y fue el último orador, Swamiji comenzó diciendo: “Hermanas y hermanos de América”.

Y recordó a occidente que somos seres espirituales, que tenemos el derecho y la obligación de manifestarlo a través de cualquier camino religioso elegido. Explicó que hay un solo Dios. Por eso las religiones deben  respetarse y vivir en armonía unas con otras; así brillará en todos el amor que es lo que nos une y nos hace felices.
Cuando terminó su discurso atronaron los gritos y los aplausos. El fue el gran disertante del Parlamento hasta que terminaron sus sesiones.



52- El Regreso

Después de su triunfo en el Parlamento de las Religiones, Swamiji dio conferencias, dictó clases y visitó ciudades de Estados Unidos y de Europa.

Y, por fin, regresó a India. Qué emoción! Miles de personas lo esperaban. Las calles y las casas lucían adornos de colores y se habían levantado armazones como arcos de triunfo. Todos cantaban, flameaban las banderas y las flores dibujaban una alfombra a sus pies. Lo salpicaban con perfumes o con agua sagrada del río Ganges.
Desfilaban elefantes y camellos. Lo llevaban en un coche. ¿Quién creen que tiraba del coche? ¿Fuertes y briosos caballos? ¡No! Lo arrastraban muchos estudiantes y un rey ¡ el rey de Ramnad! Todos gritaban ¡Viva,viva, Swami Vivekananda!

Swamijí es considerado héroe nacional. El 12 de enero, día de su nacimiento, el gobierno de la India lo decretó, en su honor, día de la juventud.