Swamiji, muy enojado, se internó en el bosque. Pero un hombre que pasaba por allí,y había visto todo, decidió ayudarlo. Se fue y volvió con un trozo de tela para un nuevo taparrabos y algo de comer. El Swami, ya más tranquilo, le agradeció y volvió al estanque.¡Qué gran sorpresa lo esperaba! ¡el taparrabos desaparecido estaba otra vez donde él lo había dejado!
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