Swamiji llegó a Chicago en mayo de 1893. ¡Cuánto frío pasó!, es que no había llevado suficiente abrigo. Y cuando fue a la oficina del Parlamento para inscribirse como orador, la fecha de la inscripción se había cerrado. ¡Estaba en serios problemas!, sin amigos y con poco dinero.
Igualmente decidió ir a Boston. En el tren conoció a una rica dama que le presentó a un importante profesor. Este escribió al Parlamento para que se aceptara la participación del monje como orador. ¡Qué bien! Parecía todo solucionado. Pues no. Cuando Swamiji llegó a Chicago perdió la dirección del comité. Ahora sí que no tenía adónde ir. Pero él lo resolvió rápidamente. En la estación del tren encontró una gran caja vacía y allí se durmió hasta el día siguiente.
¡Qué gran solución!
¡Qué gran solución!
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