Un día, Naren invitó a sus amiguitos a visitar el Zoo. Para ello era necesario viajar en bote hasta Matiabruz que quedaba en las afueras de Kolkata. Cuando regresaban del paseo, uno de los chicos se sintió mal y vomitó. Los boteros, furiosos, les ordenaron limpiar el bote. Los chicos se negaron, pero ofrecieron pagar doble pasaje como modo de reparar el estropicio. Los boteros no quisieron aceptar e insistieron con la limpieza:
-¡Si no dejan el bote totalmente limpio, no los dejaremos bajar!
Así fue, cuando llegaron a la orilla los boteros les impidieron desembarcar. Entonces, Naren, con todas sus fuerzas, saltó a la costa y echó a correr a gran velocidad. Como era el menor, los hombres lo dejaron ir mientras vigilaban a los otros chicos para que no huyeran también.
Naren detuvo su carrera cuando vio a unos soldados ingleses que estaban cerca del lugar. Les suplicó, con las pocas palabras en inglés que conocía, que lo ayudaran a rescatar a sus amigos.
Los soldados lo tranquilizaron y rápidamente se dirigieron hacia la orilla. Con voz amenazante ordenaron a los boteros:
-¡Eh, ustedes! ¡Dejen libres a los chicos, si no se las verán con nosotros!
Los boteros, asustados, los dejaron desembarcar sin decir ni media palabra. Los soldados estaban fascinados con Naren por su valentía y por lo buen amigo que demostró ser, y lo invitaron a ir con ellos al teatro. Naren les agradeció mucho su ayuda y la invitación, pero prefirió volver a casa con sus amigos.
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