Uno de los maestros del Instituto al que asistía Naren era un hombre de muy mal carácter. Tenía la pésima costumbre de pegarles a los chicos que él consideraba que se portaban mal.
Una vez, Naren se puso tan nervioso por la brutalidad del maestro que comenzó a reírse sin ton ni son. El maestro pensó que se estaba burlando de él y, lleno de ira, lo golpeó repetidas veces. Además, pretendía obligarlo a prometer que nunca más se reiría de él.
Como Naren se negó firmemente, el maestro se enfureció aún más y redobló sus golpes, lo tomó de las orejas y, levantándolo en vilo, lo sentó en su banco. Las orejas sangraban mucho. Sin embargo, Naren se negó a prometer lo que el maestro quería y, en una explosión de llanto, dijo:
¡No me tire de las orejas! ¿Quién es usted para pegarme? ¡Tenga mucho cuidado con lo que hace y no se atreva a ponerme la mano encima!
Esta buenisimo, bunisimo el sitio
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